Centroamérica es un jardín de fuego abrochado a la cintura del continente, Panamá es el agua apostada a los pies del incendio, un corredor de vida entre dos océanos, el punto de equilibrio, el espacio visagra entre dos territorios con vocación de lejanía: al sur, la América total y eterna... al norte, la Tierra Prometida. Panamá no es un país sino una geografía donde el mundo se cita consigo mismo. Es tan estrecho y vive tan pegado al mar que parece el sueño de un cartógrafo minimalista. Lugar de paso, de encuentros y huidas, una tierra de nadie concebida por el único propósito de alimentar las menter perversas de los caminantes. Todo lo que va y viene, todo lo que no se detiene, termina recalando alguna vez en Panamá. A lo largo de nuestro programa, recorreremos la geografía panameña de mar a mar. Y entremedias, el canal como una herida abierta que une dos mundos separados por un estrecho hilo de tierra. El archipiélago de las Perlas, las islas de los indios Kuna, el volcán Barú o el