El corazón de los mares empezó a latir y su agitación hizo estremecer las aguas. Bajeles de todo tipo y los más grandes barcos no pudieron resistir sus convulsiones y de entre las olas surgió, amenazador, un gran león mientras la tormenta navegaba sobre la isla. Los antiguos habitantes malayos vieron con incredulidad cómo se transformaban sus vidas y cambiaron el nombre de su ciudad Temasek, ciudad marina, por el de Singa-Pura, la ciudad del león. Su rugido fue un reclamo que atrajo a todas las Asias. El león no motivó temor sino que propició la acogida y gentes de todas las razas acudieron a su llamada. También otros leones más lejanos pues la Corona Británica estableció en estas tierras uno de sus principales feudos. Durante el siglo XIX y gran parte del XX, el puerto de Singapur fue uno de los centros desde los que se distribuyeron hacia la lejana Inglaterra las inconmensurables riquezas que proporcionaba a los británicos su imperio. Hoy, la pequeña isla pero gran ciudad, sigue ence