Casi siempre es la luz de una vela la que simboliza el recuerdo, la pena, el dolor y otros muchos sentimientos. Puede ser que, como en el mito de la caverna, queramos iluminar lo que no conocemos, queramos saber qué es aquello que está más allá de lo que vemos, queramos descifrar las sombras chinescas de la pared o simplemente, como ha sucedido en Taipei, queramos alcanzar nuestros anhelos.