A caballo regalado, no le mires el diente Es una de los dichos más populares del refranero español y su origen se refiere a la posibilidad de calcular la edad de un caballo mirándole la dentadura ya que las piezas van creciendo sucesivamente desde su nacimiento y, a partir de determinada edad, es el desgaste el que revela sus años. Esto sucede cuando el caballo se cría de forma salvaje. La dentadura equina está preparada para comer hierba durante doce o catorce horas diarias. Por eso, aunque los dientes no paran de crecer durante toda su vida, se van desgastando y su longitud no supone ningún problema. Pero no todos los caballos mantienen esta rutina: los de carrera y los que se dedican a deportes como el polo disfrutan de la comodidad de recibir comida ya troceada, en menores y más energéticas porciones¿ Una dieta que se vuelve en su contra cuando llega la hora del dentista. 06/09/11