El boxeo dio la gran mayoría de olímpicos valencianos de la primera mitad del siglo XX. Un deporte hoy mirado con lupa pero que hace bien poco arrastraba miles de seguidores y que simboliza, mejor que cualquier otra disciplina, la eterna lucha entre amateurismo y profesionalismo. Fernando Riera fue olímpico en Roma 1960 y, con su testimonio y el de su familia, aviva la memoria en torno a un deporte que atraviesa una época de incertidumbre.