Los ochenta fueron el tiempo del color, la fiesta, la provocación, el optimismo, pero también la década de los atracos, los tirones, los navajeros, la heroína, el hacinamiento en las cárceles, los motines. Un mundo marginal cuya banda sonora fue compuesta por Los Chichos, Los Chunguitos y Los Calis, y que fue retratado para el cine por directores como Eloy de la Iglesia, José Antonio de la Loma o Carlos Saura.
De entre todos los nombres propios que surgieron de este mundo marginal sobresale el de Juan José Moreno Cuenca, El Vaquilla (1961-2003). Convertido en carne de presidio, pasó 30 de sus 42 años en prisión. Su corta e intensa biografía fue casi televisada. Robos, fugas, juicios, motines. Allí donde estaba El Vaquilla había noticia.