Se cumplen seis meses desde que Efraín impactó de lleno en Extremadura. La N-523 se hundió en el kilómetro 45, y dejó sin comunicación directa por carretera a Badajoz y Cáceres, las capitales provinciales. Obligó así a dar un importante rodeo a los vecinos de Puebla de Obando y La Roca de la Sierra, la zona cero de las inundaciones. Tardaron días en limpiar y cuantificar las pérdidas causadas por la borrasca. Daños que también llegaron a pedanías pacenses como Valdebótoa o Gévora, donde hubo que evacuar a 200 vecinos. Medio año después, los afectados siguen esperando la declaración de zona catastrófica, además de algunas de las ayudas anunciadas. Y en la N-523, siguen las obras del nuevo puente sobre el socavón. El coste de la vida cierra mayo en Extremadura un 2.9% más caro que hace un año. Aún así, son t