Pertenece Isabel a ese campo restringido de viudas ricas dedicadas a la iglesia y, en su caso, a la obra de Ignacio de Loyola. Mujer libre e independiente, por estado civil y por fortuna, colaboro activamente con Ignacio de Loyola en Barcelona; para profesar en la orden tuvo que buscar el apoyo papal. Finalmente san Ignacio la separo de la orden e ingreso en el monasterio de santa Maria de Jerusalén en Barcelona.