Ahora que sus seis hijos han abandonado el nido, Allen Lacroix y Jill Gamblen quieren crear un nuevo hogar, una casa que flote en el canal Annacis, al sur de Vancouver (Canadá). Su mansión, valorada en un millón de dólares, será el lugar perfecto para recibir invitados, con una enorme sala de estar de planta abierta, tres terrazas exteriores, un lujoso dormitorio principal con su propio baño turco y una enorme bañera de hidromasaje en la terraza superior, con impresionantes vistas a la isla Annacis.Estas lujosas características no están exentas de complicaciones: en su carrera contra el mal tiempo, el constructor jefe Larry Kenmare tuvo que asegurarse de que la casa, de 200 toneladas de peso, fuera perfecta.