Víctor Amela reconoce que no juega demasiado a la Lotería de Navidad, alguna participación si le ofrecen pero poco más, y además confiesa que siempre las acaba perdiendo. Explica que un año vio en una administración el número de su fecha de nacimiento y se decidió a comprarlo, no obstante, la vendedora se confundió y le dio otro... y si, ya os podéis imaginar... aquel año salió de el bombo la fecha de su nacimiento.