La señora Durrell está preocupada porque su hija Margo ha decidido irse de casa e independizarse a sus 18 años y, además, no quiere que de momento sepa dónde se aloja. Por otro lado, su relación con Spiro tras el regreso de su mujer es cada vez más extraña, lo que hace que ambos se sientan incómodos por no poder gestionar sus propios sentimientos.