Leonardo sigue trabajando en la Mona Lisa mientras Caterina se muda a su casa. Nada impresionado por la popularidad del recién llegado Miguel Ángel, Leonardo acepta un encargo de Soderini. Salaì pronto descubre que Caterina tiene un secreto, pero ella le ruega que no se lo cuente a Leonardo. Leonardo se enfurece al descubrir que Miguel Ángel también ha recibido el encargo de pintar un mural y le cuesta un gran esfuerzo trabajar en la misma habitación que él. Por la noche, Leonardo recibe la visita de Piero, quien intenta compensarlo, pero se niega a perdonarlo. Sanseverino llega a Florencia y solicita la ayuda de Leonardo para restablecer el poder de Ludovico, pero él se niega. Leonardo se entera de que su padre ha muerto, se sincera con Miguel Ángel sobre su tragedia personal y los dos hombres finalmente conectan. Al darse cuenta de que Salaì le oculta algo, Leonardo registra las pertenencias de Caterina y encuentra