Con la imponente presencia del Pico del Moncayo, Verónica conoce la cetrería, un arte medieval que ha sabido reinventarse a los nuevos tiempos. A las faldas de esta montaña, Verónica vive una jornada buscando trufas que añadirá, como parte de una receta tradicional, a un buen puchero de judías traperas. El Monasterio de Veruela, que en su día inspiró a Gustavo Adolfo Becquer, también tendrá su cuota de protagonismo, pues allí se elabora un delicioso cava. Después de haber conocido la cabra moncaína y después de haber recogido perejil, Verónica elaborará un cabrito “a la pastora” junto a una ganadera ya jubilada. La presentadora viajará en el tiempo gracias a la Casa Museo de Novallas, donde un vecino se esfuerza por mantener vivo e intacto el espíritu y la decoración de los hogares de la España rural de hace varias décadas. Por último, Verónica vuelve a echarse al monte, esta vez, para aprender junto a un experto micólogo a recoger unas setas que cocinará en la vieja plaza de toros de