A medida que estallan las revoluciones en todo el continente europeo, los ciudadanos ilustrados de sus confines orientales también anhelan el cambio: una Rusia mejor, libre de las cadenas de la monarquía absoluta y del profundamente arraigado sistema de servidumbre que la sustenta. Muchos rusos, incluidos los aristócratas, pueden ver cómo todos estos países se industrializan y crecen, y el temor es que Rusia se quede atrás. Así, un grupo de oficiales aristócratas del ejército protagonizará la primera insurrección de la historia de Rusia. Los decembristas plantaron la semilla de la reforma en Europa del Este, y sus actos perdurarán para alimentar el espíritu de los revolucionarios del futuro.