La guerra, con la salida de los hombres, frustró el ideal social de género de los nazis al impulsar a las mujeres al mundo laboral (conductoras de tranvía, agricultoras, secretarias, administrativas...) a colonizar el Este y a gestionar los campos de concentración y exterminio. Creadoras de una raza superior, esposas de señores y amos coloniales, al final de la guerra se convirtieron en un juguete para los soldados soviéticos y los aliados. Las violaciones y la prostitución para poder sobrevivir afectó a millones de mujeres alemanas. Es una realidad atroz que se mantuvo en silencio mucho tiempo, como los crímenes de las guardias de los campos de concentración.