El desarrollo del románico en Cantabria continúa con las grandes colegiatas de Cervatos y Castañeda, un modelo arquitectónico benedictino para la región, para seguir por las iglesias del Alto Campoo, los valles de Cayón y del río Besaya, en el interior, y pasando por Bareyo y Escalante, acabamos en Santa María del Puerto en Santoña, junto al mar.