En 1975, con un régimen moribundo y contra las cuerdas, la tensión en la calle y la represión no dejan de aumentar. Cristina y Manuela caen víctimas de una redada policial junto con varios compañeros y se ven forzadas a compartir calabozo, mientras esperan a que se resuelva su suerte. Lola continúa su investigación con Augusto para tratar de reunir las pruebas que permitan reabrir el caso de Enrique, mientras Javier comienza a recelar sospechando que Lola le oculta algo. Paca se enfrenta por fin al inicio del juicio contra Celedonio Silva, orgullosa de haber llegado hasta allí pero también sintiendo el enorme peso de representar las esperanzas de decenas de familias de Palomeras que buscan recuperar su hogar. Las abogadas siguen más fuertes que nunca, pero el régimen sabe que su propia existencia está en juego, y no va a dar un solo respiro a quienes lo combaten.