El despacho de Cristina no da abasto con la cantidad de casos que llegan, a la vez que la joven abogada profundiza en su rivalidad con los representantes del Sindicato Vertical. Manuela defiende al líder sindical Pedro Patiño, que ha vuelto de su exilio en París para volver a meterse en líos y ser detenido con reincidencia. Lola, Javier y sus compañeros trabajan todo lo que pueden para dar salida a los encargos que llegan al despacho, pero su verdadero momento llega de la manera más inesperada. Ante los abusos del Tribunal de Orden Público, los principales abogados laboralistas, entre los que se encuentran Cristina o Manuela, inician una huelga que lleva a la suspensión de sus funciones. Así, los más jóvenes se ven obligados a tomar el testigo y hacerse con los casos que sus mentores no pueden atender. Lola, que todavía arrastra el doloroso trauma de la muerte de Enrique, debe hacerse cargo de la defensa de un joven trabajador acusado de repartir propaganda ilegal: su caso será juzgado