Ignacio Álvarez Ossorio, profesor de estuidos árabes e islámicos de la Universidad de Alicante analiza la actual crisis de Siria.Bachar el Asad ha mantenido un doble juego: por un lado, promete reformas y tolerancia; por otro, reprime con tremenda dureza.El Gobierno dice que la revuelta es fomentada por conspiradores extranjeros y afirma que bandas violentas, financiadas y armadas desde Líbano e Irak, disparan contra la policía y los soldados. Asad insiste en que existe una sublevación armada salafista (musulmanes suníes radicales que solo aceptan la ley coránica), pero realmente en Siria no hay oposición prácticamente porque está toda en el exilio desde hace años.Uno de los pilares del régimen, es el veto a la presencia de periodistas y la práctica una política de absoluta opacidad informativa. No hay libertad política ni de expresión desde hace décadas.