La semana pasada la contaminación en las grandes ciudades como Madrid y Barcelona alcanzó niveles máximos, afectando a la salud de los ciudadanos. Las autoridades se movilizaron y también las organizaciones ecologistas como Greenpeace que pusieron encima de la mesa de alcaldes y candidatos un decálogo para reducir los niveles de contaminación y de emisiones de CO2. Greenpeace, por ejemplo, propone priorizar el transporte público frente a los vehículos particulares, reducir la velocidad de circulación y generar en las ciudades zonas de tráfico restringido.El gobierno alemán apoya la compra de coches eléctricos e híbridos; en 2008 Berlín tomó medidas duras para frenar el tráfico urbano.En Londres, una de las metrópolis con más polución de Europa, se puede consultar a diario el índice de contaminación; entrar al centro con coche cuesta entre 10 y 14 euro, lo que junto al alto precio de los carburantes también disuade a los conductores.