No hay culpables penales y por tanto tampoco responsables económicos. Es lo que dice la sentencia del Prestige que hoy se ha hecho pública. El presidente del tribunal absuelve a los tres acusados de los delitos contra el medio ambiente, al capitán, al jefe de máquinas y al que fuera director de la marina mercante. Solo condena a uno de ellos, al capitán, a nueve meses de cárcel por desobediencia a la autoridad, aunque no ingresará en prisión. La sentencia que llega once años después del vertido argumenta que el hundimiento se produjo por un fallo estructural que nadie puede precisar y añade, la maniobra de alejar el barco no fue imprudente.