El gobierno británico ha extremado las medidas de seguridad ante posibles represalias, tras el ataque de ayer a un soldado en Londres. En el escenario del crimen, el barrio de Woolwich, la policía busca nuevas pruebas que permitan esclarecer si se trata de un hecho aislado o tiene conexión con células islamistas. Los dos detenidos presuntos autores del tiroteo, siguen hospitalizados uno de ellos se encuentra grave. Hoy varios colectivos musulmanes han condenado lo que han llamado bárbaro asesinato, aun así grupos de ultraderecha han atacado algunas mezquitas.