Alrededor de las cuatro de la tarde, en ambulancia, el expresidente de Egipto, Hosni Mubarak, llegaba al hospital militar de Maadi, en el Cairo. Poco antes había abandonado en helicóptero la prisión de Tora donde ha permanecido desde 2011. Mubarak no está libre, sino bajo arresto domiciliario. Y bajo esa condición, y hasta el domingo permanecerá en el hospital. Entonces tiene que comparecer de nuevo ante la justicia. Esta vez por complicidad en la muerte de manifestantes durante las revueltas de la primavera árabe.