La marquesa no solo impide la boda de su hijo con Jana, sino que consigue convencerlo para que vuelva con ella a casa, por lo que Jana tiene que refugiarse en la cabaña de Ramona. Allí la visita su amiga, María Fernández, quien descubre horrorizada que por culpa de su cuaderno de relatos, doña Cruz supo de los planes de boda de Jana y Manuel. Tras haber pedido a Julia que abandone el palacio, Martina se disculpa e intenta estar en buena armonía con Curro y con ella. Simona se ha quedado preocupada por Catalina y acude a Pelayo para que le dé alguna explicación, sin embargo, el conde de Añil no le dice nada. Cruz se muestra cercana y comprensiva con su hijo sin sospechar que Manuel no se ha dado por vencido y está dispuesto a sorprender a toda su familia con una decisión que hará temblar los cimientos de La Promesa.