Jana pone a Cruz entre la espada y la pared, pero la Marquesa acudirá a su ama de llaves antes de tomar la decisión definitiva. Petra sigue poniendo al servicio bajo su yugo y continúa con su prohibición de llorar la muerte de Pía. Hasta que Rómulo decide tomar cartas sobre el asunto. María Fernández no supera la pérdida de la que fuera su superiora. Cuando Martina la pregunta, la doncella tiene que decidir si desvela la verdadera razón de su pesar, ya que la señorita solo tiene la versión oficial: que Pía se marchó a su pueblo. Tras una visita de Simona, Catalina se dará cuenta de que su comportamiento no ha sido el adecuado y tratará de enmendar sus errores. Lorenzo continúa indagando sobre María Antonia y Alonso, convencido de que hay algo que ocultan.