Paso temporal de varios meses en La Promesa. Cruz está destrozada pensando que Manuel puede haber muerto en la guerra y organiza una cena para celebrar el cumpleaños de su hijo. Su amiga María Antonia la ayuda a paliar el dolor y su presencia es un bálsamo para la mala relación que hay entre los marqueses, que se han distanciado. Catalina vive en el hangar y no sale por una afrenta que le hizo Cruz en el pasado. No hay ni rastro de Pelayo. María Fernández al final no aceptó el trabajo con los duques de los Abrontes y se lo cedió a Teresa, que ya no está. Vera y Santos ahora están juntos, algo que destroza a Lope, quien se encuentra en una senda muy oscura y le debe dinero a gente muy peligrosa. Petra es la nueva ama de llaves. No duda en usar su posición para abusar de las sirvientas, entre las que se encuentra Pía, que ha sido degradada a criada. Y Jana sufre en silencio la agonía de saber que su amado y su hermano siguen en la guerra... y hace más de un mes que no tienen noticias de