La Promesa recibe a los invitados de la cacería. El ajetreo entre el servicio es constante, y los señores se preparan para una fructífera jornada de montería. Pero una terrible noticia del periódico está a punto de nublar la alegría del momento. Salvador y Jana se ven cercados por María Fernández y terminan confesándole que la marquesa se opone a que vuelva a su puesto de doncella. Jana se siente mal por su amiga y se deja consolar por el siempre solícito Abel. La cacería comienza sin la presencia de Lorenzo, al que una oportuna ciática le impide acudir. Curro, el agasajado, no tiene mucha fortuna y puntería y es objeto de las burlas del Marqués de Aguinaga. Alonso decide intervenir y recomienda a Curro que se traslade a un puesto que le permitirá cobrarse muchas piezas. Sin saber que en realidad lo está enviando a una trampa mortal, porque al aislarlo le pone las cosa