La carta que recibe Simona la firma su hijo Antoñito, pero esta vez no se trata de una misiva enviada por el maestro... Sino que realmente la escribe el verdadero Antoñito. Y la única con la que puede compartir su inquietud es con Candela. La desaparición del dinero conseguido con la venta de las mermeladas tarda poco en dejar de ser un misterio para Catalina. La muchacha es consciente de que la sustracción de las ganancias puede resultar ser un duro golpe para el recién estrenado negocio. La memoria de Ramona sigue siendo frágil y, tanto que las preguntas de Curro como de Jana, quedan sin respuesta. Sin embargo, la anciana tendrá un desliz que acarreará graves consecuencias para el muchacho. La situación de Mauro y Lope se agrava por distintos motivos, pero siempre con Rómulo detrás de ellos. Los dos lacayos tendrán que tomar decisiones que pueden determinar su futuro como sirvientes de La Prome