El impacto de la noticia de la muerte de Manuel es devastador: él era el piloto del aeroplano accidentado. Rómulo da la noticia al servicio, que se pone manos a la obra para vestir la Promesa de luto. El dolor es un nuevo residente en el palacio y cada uno lo gestiona como puede. Cruz está hundida, pero se muestra lo más sólida posible. Al duelo se le suma la molestia de localizar a su padre el Barón, que ha desaparecido sin dejar referencias de su paradero. El llanto de Jimena por la muerte de su prometido recorre los pasillos de las habitaciones de los señores. Tal es su intensidad, que la marquesa encarga que duerman a su nuera con láudano. El dolor de Jimena despierta los recuerdos en Candela de la muerte de su propio marido. Una historia que, al parecer, Simona prefiere no recordar¿ reacción que no pasa inadvertida al padre Camilo. Y Jana camina por el hangar como alma en pena, reviviendo todos los encuentros íntimos que tuvo con Manuel. Momentos que no volverán a repetirse jamás.