Blanca decide abandonar La Promesa y embarcarse en otro de sus viajes, pero antes tiene algo importante que decirle a Manuel, y algo no menos importante que decirle a Jana. Los empeños de Catalina en dirigir la hacienda desde la sombra chocan de lleno con las reservas de todos ante las iniciativas de una mujer. Catalina decide plantarse con todas las consecuencias. Jana y Lope ven con suspicacia la conducta de María Fernández: hay algo raro debajo de ese afán de hacer regalos a todos sin razón aparente, y sus dos amigos empiezan a temer por ella. La convicción de Cruz de que Lorenzo y Elisa son amantes (una convicción inducida sin ella saberlo por los propios amantes) choca de lleno con la incredulidad de Alonso al respecto. Como cada vez que hay que embarrarse hasta la cintura, Petra ofrece de inmediato su ayuda a la marquesa: las dos están dispuestas a demostrar como sea que Cruz está en lo cierto