En esta ocasión, Eva se traslada hasta Lloret de Vistalegre, en el centro de la isla de Mallorca, lejos de playas y turismo, pero también del típico sol de las Baleares. A pesar de ello, en Lloret de Vistalegre habitan un sinfín de personajes singulares. Como Guillen, que cada mañana se lleva al bar su perola con manitas de cerdo para desayunar; o como Paquita y sus amigas, que se desahogan hablando de sus maridos mientras practican “nordic-walking”. Además, Eva también entrará en el obrador de Lourdes para descubrir que en ese lugar no solo se enrollan ensaimadas...; y conocerá, entre otros, a Isabel, la propietaria de una pirotecnia con una dura historia a sus espaldas. En definitiva, un programa con personajes pintorescos que, quizás, no lucirán bajo un sol luminoso ni abrasador, pero que tal vez nos alumbren con el fuego y calor que emanan de su interior, de la misma manera que lo hacen los fuegos artificiales que dibujan el cielo de Lloret con un variedad de formas y colores. Con