Borenstein ha recorrido el planeta con tal de demostrar que son muchos los individuos y empresas que han descubierto el negocio del siglo jugando con las emociones y sentimientos de los demás. Al otro lado de la pantalla siempre hay un mercader dispuesto a pulsar la tecla virtual de la alegría, la ira, el miedo o la vergüenza, convirtiendo al usuario en rehén y zombi vivencial.Morgen Fergen, experto terapeuta, que aparece en el documental, comenta que: “llevo veinte años ya trabajando con pacientes, y antes venían a las sesiones quejándose de emociones que los superaban. Venían con ansiedad o depresión, con sentimientos de abandono y soledad. Ahora es todo lo contrario. Ya no sienten nada. Están, como se suele decir, con el encefalograma plano.”