En abril de 1944, dos prisioneros judíos escaparon milagrosamente de Auschwitz. Cuando contaron lo que habían dejado atrás, su testimonio desgarrador reveló al mundo por primera vez el verdadero horror del holocausto. Describieron con detalle las cámaras de gas y el alcance del programa de exterminio. Esta información suscitaría una de las grandes cuestiones morales del siglo XX: ¿deberíamos bombardear Auschwitz?
Rudolpd Vrba y Alfred Wetzler huyeron a través de la Polonia ocupada por los nazis a la ciudad eslovaca de Zilina, donde establecieron contacto con el movimiento clandestino de resistencia judía. Su testimonio se convirtió en un detallado informe: el Protocolo de Auschwitz.
Cuando el Protocolo empezó a enviarse por todo el mundo, comenzó la deportación a gran escala de los judíos húngaros a Auschwitz. Mientras los aliados deliberaban en Londres y Washington, sobre qué hacer con el campo de exterminio, la máquina de matar continuaba su genocidio. En mayo, un mes después de la f