Cámaras, sonido y acción. Hoy La Matemática del Espejo transcurre en el lugar donde Isabel Coixet es más feliz: un set de rodaje. Y es que esta directora sabía que quería hacer películas desde que, siendo niña, se sentara en las butacas del mítico cine Texas de Barcelona, donde su abuela era taquillera. Estrenó su primera película sin haber cumplido los 30 y tardó mucho tiempo en dirigir la segunda. Isabel Coixet siempre tuvo claro que lo suyo era el cine, aunque no se lo iban a poner fácil. A pesar de reconocerse “bocachancla” de manual no se arrepiente de sus opiniones. Y aunque algunos críticos le han hecho mucho daño (alguno pidió que directamente le cortaran la cabeza) ha aprendido a que no le puede gustar a todo el mundo. Podría haber sido Ministra de Cultura, pero a ella le ponen nerviosa las moquetas y los reconocimientos. Tampoco le gusta que le llamen referente. Isabel Coixet solo busca hacer de la realidad una buena historia.