Hablar de Loquillo es hablar de la historia del rock español. Nos sentamos en el proscenio del cine Doré para comprobar que el artista se ha fusionado con la persona que hay detrás, José María, y que es difícil diferenciarlos. El cantante, que concibe su música como un guion de cine, reconoce que siempre tuvo claro que era un tipo raro, introvertido y antisocial. Nada le ha frenado desde que debutó en un cabaret barcelonés. El Loco, como le llaman sus amigos, es el resultado de todos los referentes y artistas que han pasado por su vida. Difícil de encasillar, agradece la invitación de Carlos del Amor con toda una declaración de intenciones: menos mal que uno puede sentarse a hablar con alguien y hacer una entrevista como Dios manda. Un chico de barrio, un tipo duro, un provocador, un rebelde... hay muchos Loquillos en José María Sanz.