Las fotografías de José Ramón Bas muestran una particular poesía visual. La presencia de los niños en sus imágenes es una constante que hasta hoy sigue surcando la trayectoria de un fotógrafo viajero, que se nutre de sus encuentros, de sus pasiones, de su afición a los descubrimientos, con una libertad a la que nunca faltan ni la inspiración ni la experimentación.