En su búsqueda de los orígenes de los animales voladores, David Attenborough recrea el surgimiento de nuevas criaturas más grandes: reptiles extintos que volaban con alas de piel, dinosaurios a los que les brotaron plumas para convertirse en los ancestros de las aves y mamíferos voladores que surgieron de una vida en los árboles, para dominar los cielos nocturnos como murciélagos.