Al seguir adelante con la acusación, Gideon Hausner logra obtener una transcripción de las cintas Sassen mientras las grabaciones de audio reales siguen sin aparecer. A medida que se sumerge más profundamente en la entrevista condenatoria, Hausner comienza a darse cuenta de que la información contenida en ella podría devastar a la sociedad israelí si fuera expuesta.