Isabel aún se siente humillada por la aventura de Fernando con Beatriz de Osorio. El rencor y el temor a que una ofensa así se repita lastran sus compromisos como gobernante. El consejo de fray Hernando de Talavera facilita el necesario reencuentro de los monarcas, pero deben ser Isabel y Fernando quienes solucionen sus desavenencias.
Mientras, Aixa sigue conspirando para que su hijo Boabdil sea emir. Pero esto no parece posible mientras Muley Hacén y su hijo Nasr estén vivos. Aixa decide dar el golpe final en un momento delicado, pues los nazaríes planean atacar Zahara y tomar la villa cristiana por sorpresa.