Tras la coronación de Isabel estallan los primeros problemas matrimoniales. Fernando cree que Isabel ejerce funciones que él considera propias de un monarca varón y se siente desplazado. La lucha personal entre ellos enturbia el inicio del reinado y sus enemigos, en particular el arzobispo Carrillo, intentan sacar partido de sus diferencias. El peligro acecha. Los nobles facciosos se alían y recurren a Portugal para proclamar reina a su sobrina Juana la Beltraneja. Para muchos, Isabel ha usurpado el trono y no está legitimada. Ella está dispuesta a luchar hasta el final. Pero antes tendrá que ganarse el apoyo de su esposo y no va a ser tarea fácil.