Carlos y su equipo se embarcan tras la pista de un barco maldito, el Cavour. Un trasatlántico de 115 metros de eslora, que unía Europa con el nuevo mundo. Este barco se ganó a pulso su fama de gafe, puesto que durante años todos los barcos con los que se relacionó fueron hundidos, incluso colisionó con dos de ellos. Finalmente se hundió en 1917 frente a las costas españolas cerca de Tarragona, al colisionar con otro barco. Allí va a su encuentro el equipo de Hundidos que no tiene miedo a su posible maldición.