En 1955 se rueda en exteriores naturales de España la primera película norteamericana: “Alejandro el Magno”, con Richard Burton, propiciado por la firma en 1953 de los pactos con Estados Unidos. La variedad del paisaje, los bajos precios, la presencia de técnicos nativos con cierta experiencia y el modelo económico de autarquía, favorece las producciones. Posteriormente dos rodajes alcanzarán gran repercusión: “Orgullo y Pasión” (Stanley Kramer), y “Espartaco” (Kubrick). Un productor, Samuel Bronston, que busca exteriores para “El Capitán Jones”, crea un sofisticado mecanismo de capitalización: los capitales generados en España por las empresas americanas, se emplearán para producir películas súper-espectaculares destinadas a los mercados internacionales, rodadas totalmente en España. Las autoridades franquistas, dan toda clase de faci