Parece que las cosas se han sosegado en Alcafrán, y los días transcurren sin que nada rompa la tranquilidad: el restaurante continúa aumentando sus números rojos, el colegio para personas mayores va viento en popa, y la alcaldesa y el profesor empiezan a simpatizar, tanto que ya empieza a murmurarse que se gustan.
Pero, de pronto, al cura, sentado en el confesionario, le parece ver sobre el altar algo que no debería estar allí. Entonces descubre cómo, junto al sagrario, hay un voluminoso sobre lleno de montones de fajos de billetes de 50 euros. Ante la alegría, va hasta el campanario y se pone a tocar la campana.
Sin embargo, el exalcalde corrupto no está tan contento como el cura.