En ‘Historias de Alcafrán’ están encantados con los euros que les han caído como llovidos del cielo. Salvo Matías, que teme el juicio y decide huir. El pueblo conoce días de alegría, exceptuando el restaurante vacío de clientes. Además, la amistad de Marina y Alex se consolida, aunque muchos ven algo más. Tras el dinero que encontró el cura en la iglesia, el pueblo no puede estar más contento. En el Ayuntamiento, la discusión se centra en decidir si el dinero hay que declararlo a Hacienda o no. Todos, sin excepción, se inclinan por defender que, como les ha llegado en forma milagrosa, los milagros están exentos de tributar. El único que ve el futuro con gran incertidumbre es Matías, que teme que el juicio que le espera en breve le lleve nuevamente a la cárcel. El dinero que ha entrado en el pueblo se nota mucho: unos han decidido emplearlo en hacer mejoras en su casa, y otros lo han guardado en el banco por si llegan malos tiempos, pero Avelino y Pere han preferido comprar una flamante