Una mañana del verano de 1802, Cayetana, la Duquesa de Alba, es encontrada muerta. Unas horas antes, en la fiesta de inauguración de su palacio, se dieron cita gran parte de sus admiradores y detractores. Entre ellos: Goya, Godoy, el príncipe Fernando, Pepita Tudó y Pignatelli. Aunque se admite como versión oficial que la bella Duquesa murió por causas naturales, posteriores confesiones y secretos desvelados invitan a pensar que Cayetana pudo ser envenenada.