Al regresar a casa, Amadeo Lax se convierte en un balaperdida ante la preocupación de su madre y la indignación de su hermano. Finalmente conoce a Teresa Brusés y surge el amor con la excusa de pintarle un retrato. Sin embargo, el pasado va cobrando forma a medida que su nieta, Violeta Lax va encajando piezas 70 años después.