La Unión Europea entra en la mayor crisis de su historia tras la decisión del Reino Unido de abandonarla. El proyecto común que durante casi 60 años ha sumado fuerzas, va a perder, por primera vez, a uno de sus miembros y arrastra a los demás a un territorio desconocido. El terremoto político y económico que ha provocado el no británico tendrá consecuencias aún difíciles de calcular. Intentando hacer esos cálculos y contener una posible hemorragia están todos los gobiernos e instituciones europeas que en su primer mensaje tras el impacto del no y pensando ya en 27 y no en 28 han hecho un llamamiento a la unidad y la fortaleza. Consejo, Comisión y Parlamento asumen que el momento es más que difícil, pero aseguran que no habrá renegociación y que la Unión seguirá adelante. A la hora de pensar el futuro de la Unión, Bruselas mira sobre todo a dos capitales, a Berlín y a París, al eje franco-alemán, motor durante décadas de la construcción europea y ahora también debilitado. Angela Merkel