El himno de la Alegría ha sonado esta semana en la Eurocámara con motivo del día de Europa. 66 años después de la declaración de Schuman, la percepción general es, sin embargo, que hay pocos motivos para la alegría y que la Unión atraviesa el peor momento de toda su historia por varias crisis encadenadas: la crisis económica, la de los refugiados, la amenaza del Brexit, los populismos y la decepción ciudadana con las instituciones.
Muchos de los debates del pleno del Parlamento aquí en Estrasburgo han reflejado ese tiempo tan difícil que atraviesa la construcción europea. El presidente Martin Schulz ha dicho incluso que el proyecto común está ante una prueba decisiva y, por eso, ha pedido a los que creen en él que se levanten y peleen por Europa. Ha llegado el momento, ha dicho, de luchar y de tener valor y altura de miras.