La cumbre del clima entra en su recta final. El mundo entero ha aceptado que hay que frenar el calentamiento del planeta y evitar que la temperatura suba más de dos grados a finales de siglo, pero aún quedan algunas diferencias sobre cómo conseguirlo. Los países y ricos y pobres discrepan sobre el esfuerzo que debe hacer cada uno para reducir sus emisiones contaminantes y sobre cómo financiar a los menos desarrollados para que se adapten. Estados Unidos y Europa se han aliado para impulsar el acuerdo. La Unión Europea ha perdido la batalla para que los objetivos en el recorte de emisiones sean legalmente vinculantes, pero cree que hay buenas alternativas para que el acuerdo sea sólido. Es clave, por ejemplo, según los negociadores europeos, que los países acepten revisar sus esfuerzos cada cinco años porque así pueden ir fijándose metas más ambiciosas.  Esta semana, los ministros de economía han debatido las propuestas francesas para cortar las fuentes de financiación de los terrorista