La ruta del Mediterráneo central hacia Europa sigue cobrándose víctimas en medio de un nuevo pulso de Italia a sus socios para forzar cambios en las políticas de distribución de inmigrantes y frenar los desembarcos en sus costas. Crece también la tensión entre el gobierno italiano y las pocas ONGs que aún están en la zona, sobre todo la española Open Arms. Mientras aborda el reto interno de no fracturarse en la respuesta a la inmigración, la Unión Europea se enfrenta también al reto exterior de buscar nuevas alianzas en el mundo tras los desplantes, ataques incluso, de Donald Trump. Para caldear la visita de Juncker a Washington la semana que viene, el presidente de Estados Unidos amenaza ahora con imponer aranceles a los coches europeos. Frente al aislacionismo de Trump, los europeos buscan reforzar sus lazos con Asia. Se acercan a China y acaban de firmar con Japón un acuerdo de libre comercio que creará el mayor mercado del mundo: un tercio de la economía mundial y 600 millones de